miércoles, 6 de julio de 2011

Como pétalos.

Los perdí como los pétalos dejan a la rosa, como un poema olvidado... Desearía nunca haber estado en sus pieles, el baile era demasiado pegajoso y cercano. Eran las danzas del atardecer la que hacía vernos hermosos, como porcelanas. Caíamos como hojas en los senderos, nos acariciábamos como dos enredaderas creciendo... Era tan reconfortante cerrar los ojos e imaginar que sonaba música en el pastoral.

No nos dábamos cuenta que moríamos poco a poco, no nos dábamos cuenta de que se estaba oscureciendo el cielo y opacando la vista. Pero que tiernos se ven estos chiquillos en el césped, como tres medievales muriendo por espesor de afecto. Y las voces comenzaron a escucharse mientras caían gotas de sangre sobre los harapos. Y si, perdimos la noción del tiempo, la perdimos por estar riendo y pensando en nosotros mismos... Miles de recuerdos obtuvimos mirando el vino y las uvas.

Cuando caímos después de tanto danzar, ya nos dolían los pies, estábamos cansados pero igual queríamos seguir en lo nuestro. Tanto reír nos había hecho doler el abdomen, las risas fueron cesando y preferimos centrar las miradas al cielo, podíamos imaginar como se veían las nubes en nuestras pupilas, podíamos imaginar,si. El viento no lo habíamos sentido tan frío después de tantas horas entretenidos, acostados ya era distinto... Que dolor, ya los pies estaban helados, era una debilidad extraña, los ojos se estaban cerrando y yo pensaba en ellos, y ellos quizás pensaban en mí, quizás. 
Qué hermoso se ve la vida, y los años pasar desde aquí... Se ve, se ve el cielo gris. Reímos, pero reímos suavemente, con esa picardía, esa sonrisa de inocencia y un poco de dulzura. Es dulce está locura... Los tres juntos, los tres separados. 

No hay tanto que expresar, cada quién se levantó a su tiempo. Cada quién se miró, y vio que estábamos desolados, estábamos. Olores, olores familiares, fragancias que remueven sentimientos, se ajustaron a mi cerebro... Ellos que pensarán? estar aquí, conmigo, en está estupidez. Muchos corazones rotos, palabras rudas no pensadas directas al pecho, directas y bien merecidas. Con destreza llegamos aquí, nos mentimos uno a los otros, nos amamos unos a los otros, pero, a la final, nos desenvolvimos unos a los otros. Nos dejamos someter a juegos sin reglas, a lágrimas tontas... Nos obligamos a esperar el mañana en egoísmo. Hicimos poesía sentimental y devorada por la mente, el sentimiento y el disfrute, amargo y desesperación de tres. Tres sujetos en un césped, tres, tres palpitaciones, tres cuerpos con secretos, con insectos pegados a los harapos. Y pensar que ya está a punto de llegar la noche, ya casi culmina la luz del sol... 

¿Mañana que habrá? mañana que diremos al mirarnos al pasar?, mañana será distinto, mañana seremos tu, tu y tu. Como hojas al viento, como absorbidos por labios sin preocupación alguna, absorbidos. Como cuerdas rotas. Dentro de cada uno se unieron esos escritos de misterios, de ese afecto brindado.